El famoso juego de palabras
Scrabble adquirió su nombre en 1948, tiempo atrás se llamó Lexiko y Alph. El juego se vendió en 29 idiomas, existen versiones para niños y viajeros, así como competiciones con grandes premios.
Corría la década de 1930, el mundo se veía afectado por la Gran Depresión, cuando el arquitecto estadounidense Alfred Mosher Butts perdió su trabajo.
Desempleado, comenzó a estudiar el mercado de los juegos de mesa. Descubrió que existían tres tipos: los de movimientos, los de números y los de palabras. En esta última categoría, observó que sólo existía uno.
Con los diarios del momento, analizó la frecuencia con la que se empleaba cada letra del alfabeto, eso le permitió saber cuántas unidades de cada letra debía incluir en el juego y cuantos puntos debía ganar el que la utilizara.
Butts quiso crear un juego donde el azar fuera limitado y en el que primara la estrategia y el conocimiento. Probaba las versiones preliminares con su mujer, vecinos y amigos.
Para 1934 había vendido 84 unidades del juego, todas hechas a mano, a unos 20 dólares cada una.
Los grandes fabricantes rechazaron la posibilidad de industrializar el juego, conocido entonces como "palabras cruzadas".
Todo pudo haber terminado allí. Sin embargo, en 1948 James Brunot, un aspirante a emprendedor, le propuso a Butts fabricar y vender su invento. Al principio fueron perdidas.
Desde 1952 el Scrabble comenzó su reconocimiento a nivel nacional e internacional, se popularizo a límites insospechados.
En 1972, Selchow and Righter, la empresa que años atrás lo había rechazado, compró los derechos.
A pesar de que versa sobre las palabras, es un juego de patrones y de memoria. Esto explica porque los mejores jugadores vienen del mundo de las matemáticas y no de la literatura.
Butts quiso crear un juego donde el azar fuera limitado y en el que primara la estrategia y el conocimiento. Probaba las versiones preliminares con su mujer, vecinos y amigos.
Para 1934 había vendido 84 unidades del juego, todas hechas a mano, a unos 20 dólares cada una.
Los grandes fabricantes rechazaron la posibilidad de industrializar el juego, conocido entonces como "palabras cruzadas".
Todo pudo haber terminado allí. Sin embargo, en 1948 James Brunot, un aspirante a emprendedor, le propuso a Butts fabricar y vender su invento. Al principio fueron perdidas.
Desde 1952 el Scrabble comenzó su reconocimiento a nivel nacional e internacional, se popularizo a límites insospechados.
En 1972, Selchow and Righter, la empresa que años atrás lo había rechazado, compró los derechos.
A pesar de que versa sobre las palabras, es un juego de patrones y de memoria. Esto explica porque los mejores jugadores vienen del mundo de las matemáticas y no de la literatura.
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