Uno de los
avances más emocionantes fue el descubrimiento de lagos y océanos
en las lunas de Saturno y Júpiter. Lo que más estremece es la
posibilidad de que alberguen vida.
La
NASA destinó medio millón de dólares para investigar
la posibilidad de enviar submarinos a Titán, la luna de Saturno.
Con
un área de 400 mil
kilómetros
cuadrados, se estima que Kraken
Mare es el océano más grande de Titán.
La
evidencia que está compuesto de metano,
etano y nitrógeno.
El problema con
respecto al submarino está en su funcionamiento. Las señales
microondas y de radio son absorbidas con facilidad por los océanos,
de esta manera tendría que salir a la superficie varias veces para
enviar señales de vuelta a la Tierra.
Otro tema a
resolver es la fuente de energía, pues no servirían los paneles
solares que actualmente se utilizan en las sondas.
Al
contrario que nuestros océanos, el metano líquido de Titán tiene
la mitad de densidad del agua y la gravedad de esa luna es siete
veces más débil que la Tierra. Por
esto, los
submarinos no necesitarán someterse a la misma presión que
en
la Tierra.
El mayor reto
será controlar la temperatura dentro de la nave. La desintegración
radiactiva de plutonio produce mucho calor que necesita ser disipado.
La
NASA espera poder realizar estas misiones para el 2040.
La
fuente energética sería manejada por un cryobot, un dispositivo
robótico. Una
vez que el cryobot llegue al océano, desplegaría el submarino.
La forma de
comunicarse con el cryobot sería a través de ondas de
sonido (algo similar a como lo hacen las ballenas).
Estas
ideas ya se han puesto a prueba en la Antártica. Hay grandes
obstáculos por delante.
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