Hace más de cien años, la industria de alimentos estaba regida por el
caos. No existían los requisitos de etiquetado, pruebas de seguridad, ni
información sobre los riesgos de los aditivos.
Sin control gubernamental, los productores sustituían con
ingredientes más baratos aquellos que aparecían en las etiquetas.
La situación requería un cambio, y gran parte de esa reforma es atribuida
al científico Harvey Washington Wiley.
Escuadrón del Veneno |
Wiley, jefe químico del Departamento de Agricultura, persuadió al Congreso
de Estados Unidos de financiar su proyecto para examinar los efectos que producían
los componentes químicos y los alimentos adulterados en las personas.
De esta manera, en 1902 formó un grupo de 12 voluntarios jóvenes y
sanos para probar aquellas sustancias potencialmente perjudiciales. Fue un
reportero del Washington Post que los bautizó como el "Escuadrón
del Veneno". El experimento se llevó a cabo en un sótano de la Oficina de
Química del Departamento de Agricultura de Estados Unidos.
La comida consistía en platos típicos como pollo asado,
estofado de ternera, espárragos con mantequilla, bollos calientes y pasteles de
frutas frescas con café y crema.
Todos los voluntarios firmaron exenciones que absolvían al
gobierno de la responsabilidad por los efectos secundarios del programa, incluyendo
la muerte. Ninguno recibió una paga extra, sólo tres comidas
diarias ricas en aditivos.
El experimento
Antes de cada comida los miembros debían pesarse, tomarse la
temperatura y la frecuencia del pulso. También se analizaban las heces y la
orina junto a exámenes físicos semanales.
El objetivo era determinar hasta qué nivel los químicos eran retenidos,
expulsados o modificados en sus organismos y si algunos síntomas podían ser
atribuidos a ellos.
Harvey Washington Wiley |
El primer ingrediente que puso a prueba Wiley fue el bórax, un
mineral que a principios de 1902 era uno de los conservantes más utilizados en
alimentos. Hoy se utiliza en detergentes, pesticidas, joyas, pinturas o vidrio.
Poco después se dieron cuenta que el bórax era el causante de
numerosos dolores de cabeza, bajas de temperatura, náuseas y dolor
abdominal. En los experimentos también se examinaron los efectos del ácido
bórico, el sulfato de cobre, el nitrato de potasio, la sacarina, el ácido
sulfúrico y el formaldehido, entre otros.
Pero los resultados científicos de sus pruebas no fueron muy
concluyentes, Wiley acabó admitiendo que en muy pequeñas dosis, esos
conservantes podían ser inofensivos, aunque insistió en que era su acumulación
y la falta de control sobre ellos lo que podía suponer un peligro para la salud
pública.
En 1906, el Congreso aprobó las primeras leyes destinadas a
la regulación de los procesos alimenticios.
De las decenas de hombres que participaron del estudio, solo uno de
ellos, Robert Vance Freeman, falleció durante los experimentos. Fue en 1906 a causa
de tuberculosis.
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