El método de enseñanza se conoce como "Shanghái Mastery" (Maestría de Shangái) y se basa en organizar cada lección en torno a un concepto matemático único, sea el principio básico de la suma, la lógica de resolución de ecuaciones o la comprensión de una fracción como parte de un entero.
Esa noción única es cubierta de manera metódica y sistemática, a tal punto que la clase entera se detiene hasta que todos los niños hayan comprendido. De esta manera evitan volver a enseñarlo en el futuro.
No utilizan fotocopias u hojas de ejercicio, el material bibliográfico se actualiza una vez al año. Los niños deben explicar en oraciones completas cómo se llegó a la resolución correcta.
No hay división en subgrupos por niveles de habilidad, ni tareas diferenciales. En Shanghái, a los estudiantes avanzados se les pide que profundicen en los conceptos y ayuden al resto.
Las sesiones son cortas: 35 a 40 minutos de enseñanza, seguidas de 15 minutos de juego desestructurado.
Críticas
Otros sostienen que es un método "a prueba de exámenes", pensado para alcanzar buenos resultados.
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