La Universidad Yale (EEUU) conserva uno de los máximos enigmas del conocimiento humano: El Manuscrito Voynich. Se trata de una obra medieval anónima que desde 1912 tiene desconcertado a lingüistas y criptógrafos de todo el mundo. De hecho generó su propia categoría de estudiosos y fanáticos, los
voynicologistas.
El indescifrable código es acompañado con ilustraciones de plantas raras,
símbolos astrológicos, criaturas con formas de medusas y mujeres desnudas.
La editorial española Siloé, desde hace 20 años se
dedica al negocio de reproducir libros antiguos raros. Siloé consiguió
los preciados derechos del misterioso tras entregar dos libros históricos a la biblioteca de
la Universidad.
898 ejemplares lanzará a la venta
a un precio aproximado de 8 mil dólares. La producción le llevará un año y medio de trabajo. La impresión será envejecida y sus páginas serán cosidas para replicar la obra original.
El libro de 240 páginas imitará todas las marcas del paso del tiempo
que acumuló el original en estos seis siglos de vida.
Con su mundo onírico indescifrable el Manuscrito Voynich ha
obsesionado a un sinnúmero de expertos, generando teorías complementarias y
contradictorias sobre sus orígenes y posibles significados.
En 2004, Gordon Rugg, investigador de la Universidad Keele de Reino
Unido, alborotó a los voynicologistas al publicar un estudio que afirmaba que el
histórico libro podría haber sido creado por un estafador en tan sólo tres
o cuatro meses, con las ilustraciones incluidas.
Según esta hipótesis, la víctima fue el emperador romano Rodolfo II quien coleccionaba curiosidades, rarezas y objetos mágicos. Pagó una fortuna creyendo que era obra del alquimista
isabelino Roger Bacon.
Lo cierto es que el Manuscrito de Voynich fue bautizado así en honor
al comerciante de libros Willfrid Voynich,
quien dijo descubrir la obra en Italia en 1912.